
(rovi)
Echo de menos las lunas de Abril,
las historias salidas del mar,
los breves instantes entre dos cuerpos
casi unidos…que llegaron a estorbarse.
Echo de menos el juego que inventamos juntos:
tirando Ideas del uno al otro
y quien las soltaba tenía que inventar
un mundo perfecto.
Echo de menos contar tus palabras…una, dos, tres, mil…
ordenarlas dependiendo de su importancia
o significado.
Echo de menos llorar, liberar una sóla lágrima
cuando se seca mi sangre.
Echo de menos mi traje de piel y metal demasiado estrecho.
Echo de menos la revolución de mis huesos
cuando se carcajeaban de esta maldita incapacidad de vivir,
el instante en que veía a la noche
hacer el amor con la lluvia
para regar la luna…
nacida de la piel del mango y las cerezas.
Será que me acostumbré a tus palabras,
como el viento a la primavera.
Será que me acostumbré a tus ojos encendidos
por la esperanza,
a tu voz sin distancia…
a tu caricia clandestina.
Al todo o nada…y nada…y todo.
Será que me acostumbré a jugarme la vida
en una sola palabra…en una sóla vida
sin saber de mi mismo,
me acostumbré a no preguntarle a mi corazón…
sin saber si consentía.
Será que me acostumbré a tu extraña ternura,
a tus pies pequeños que te traían
y al silencio de las equivocaciones.
Será que me he acostumbré a hacer,
más que a pensar…
a vivir, a expresar,
sin saber qué viene luego.
Será que me acostumbré a tí,
con tanta paciencia…con tanta inocencia
que entre las dos lograron dibujarnos el vacío
y de lejos, apenas puedo sentir ya tu corazón confuso
buscando tu silueta.
Será que me acostumbré a seguir pagando los alquileres de mis techos,
a echar de menos las noches
que jamás conocí,
de la vida que jamás viví…
A pesar de la buena o mala costumbre de acostumbrarme a ti…
sigo pensando en ti…como de costumbre.
Rovi
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